La Autonomía e Independencia en la vejez son términos que en muchas ocasiones se utilizan como sinónimos, pero realmente no significan lo mismo.
Dependencia se refiere a la persona que depende de algo o alguien. Se relaciona con algún estado de salud que se ha deteriorado y se traduce en dificultades o imposibilidad para realizar ciertas tareas cotidianas.
Pueden ser las actividades de la vida diaria básicas (AVDB) como las transferencias, la movilidad funcional, vestirse, alimentarse, higiene personal, mantener el control de esfínteres; o las actividades de la vida diaria instrumentales (AVDI) como cocinar, limpiar la casa, lavar, hacer compras, manejar el dinero, controlar la medicación, movilización en la comunidad, utilizar transporte, cuidados de otros, etc. Cuando una persona presenta dificultades para la ejecución de estas actividades, debido a una pérdida o disminución de las habilidades y capacidades motrices de procesamiento y de comunicación / interacción, y precisa ayuda para realizarlas, nos encontramos ante un problema de dependencia.
«Aquellas personas que, por razones ligadas a la falta o a la pérdida de capacidad física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de una asistencia y/o ayuda importante para la realización de las actividades de la vida diaria». Definición establecida por el Consejo de Europa (1997).
El término autonomía proviene de los vocablos griegos auto y nomos (ley) y quiere significar la facultad humana para gobernar las propias acciones, la propia vida. Se opone a heterónoma, que es la cualidad de aquellas personas que son regidas por un poder ajeno a ellas. La autonomía tiene que ver con la voluntad, en el sentido de gozar de volición independiente; se trata de una propiedad mediante la cual la voluntad constituye una ley por sí misma.
«Si un acto es determinado por algo ajeno a la voluntad, es atribuido a una coacción externa y no es concebido como moral» (FERRATE R MORA , 1965) .
Podemos decir que una persona mayor puede ser independiente para ejecutar las actividades de la vida diaria que conforman su desempeño ocupacional pero no posee la autonomía para decidir en qué momento y de que forma quiere realizar dichas actividades.
De manera contraria una persona mayor puede presentar un compromiso motriz que le genere limitaciones para realizar las actividades (grado de dependencia) pero tener la capacidad de autonomía para decidir cómo llevar a cabo esas actividades, más allá de la ayuda o asistencia que necesite.
Para conocer más sobre dependencia, independencia y autonomía en las personas mayores lee el artículo completo: El problema de la dependencia en las personas mayores. Escrito por Pilar Rodríguez Rodríguez Jefa del Servicio de Estudios. IMSERSO.
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Soy Jimena Garriga y desde Plena Identidad expongo mi experiencia en Terapia Ocupacional y Psicogerontología buscando generar lazos académicos y profesionales que ayuden a mejorar la vida diaria de las Personas Mayores ¡Contáctame!
Gracias por la entrada! Es una aclaración mas que necesaria.